-Corre, corre mari- le grite desesperado mientras lentamente me arrastraban por aquel bosque tétrico y sombrío, mari corrió entre ellos, mientras las ramas secas, y sin vida le desgarraban la superficie de la ropa, ella siguió corriendo, con la oscuridad encima, la luna no se veía, solo pequeñas escenas que dejaban ver la luz de los rayos que caían a lo lejos, entonces mari cayo, su rodilla sangraba, intento pararse, pero su cansancio era fatal, nada le respondía, se quedo tirada en suelo boca abajo, de sus ojos salían lagrimas de desesperación, quería correr, quería volar, salir de ahí, olvidar todo hasta su nombre, -tu- pudo decir finalmente, -haz estado aquí, ¡siempre!, ¡aléjate!, ¡dejame!- mientras lentamente su garganta se fue cerrando, el pánico la invadió, era tal que no podía mover ni siquiera su mano, se veía tan cansada tan asustada, todo lo que vivió, sufrió y lloro, ¡que lastima!, entonces en esa noche, cuando vi la luna, las estrellas las veía al fin, los rayos se habían ido, la noche era perfecta, ahora ella tenia que descansar, entonces dispare.