LAS VEGAS — La expectativa era digna de lo mucho que estos dos grandes púgiles le han ofrecido al público del boxeo durante sus mejores años, pero estuvo claro desde el comienzo del combate que Manny Pacquiao y Shane Mosley no ofrecerían el tipo de combate explosivo y excitante que podrían haber dado en sus mejores años, cuando Pacquiao se impuso en una débil y poco atractiva fallo unánime en 12 asaltos ante una enorme multitud en el MGM Grand de esta ciudad, televisada por Showtime por su sistema de Pay-Per-View.
En el primer round, el zurdo Pacquiao inició su usual tarea de presión sobre Mosley con algunos rápidos jabs y golpes al cuerpo, pero Mosley marcó la distancia con un jab duro y picante, haciendo un intento de tomar la iniciativa en la parte media de ese asalto. Dos muy buenas derechas de Mosley acentuaron el inicio del segundo asalto, pero Pacquiao respondió con mayor agresividad aunque sin mayor efectividad.
Ya en el tercero, una zurda cruzada mientras Mosley salía de una agachada conectó justo sobre el mentón del californiano enviándolo a las lonas.
“La primera vez que me derribaron fue con [Vernon] Forrest, y la segunda fue con Pacquiao”, dijo Mosley sobre la caída. “Me pegó duro, me sentí lastimado, sorpresivamente. El impacto fue muy sólido”.
Pacquiao dominó el resto del round con una agresividad controlada y sin forzar el nocaut. En el cuarto, Mosley debió recurrir a algún amarre para intentar bajarle el ritmo a su oponente, y comenzó a hacerse evidente que Mosley ya no tenía en sus manos la velocidad y potencias suficientes como para anticipar los relampagueantes ataques del filipino. En una búsqueda por acortar espacios, Pacquiao entró de lleno en algunas rectas de Mosley, pero igual se llevó el round.
Comenzando el quinto, era evidente que Mosley estaba haciendo mucho menos que lo que hizo ante Mayweather, y a Pacquiao le estaba costando mucho más trabajo dominarlo. A estas alturas el año pasado, Mayweather tenía a Mosley bailando a su ritmo, y Pacquiao todavía no había conectado combinaciones serias y dañinas, solamente golpes aislados sin mayor consecuencia.
“Me han golpeado muchos tipos, pero él tenía algo diferente y yo tenía que cuidarme más”, explicó Mosley. Hubieron golpes que no parecían duros y lo eran, y yo tenía que cuidarme. Pacquiao pega duro y tira muchos golpes”, agregó.
“Yo esperaba que por lo menos durante cinco rounds Mosley se metiese a pelear mano a mano conmigo”, dijo Pacquiao. “Creí que ese era su plan y esperé que lo hiciera, para dar una buena pelea a los fanáticos. Pero eso no pudo hacerse porque mi oponente no quiso… Creo que Mosley sintió mi poder”.
“Pacquiao hizo gran trabajo, es un guerrero, es el más rápido que he visto. No quise tomar más riesgos. Pacquiao tiene una potencia que nunca sentí antes.
” — Sugar Shane Mosley
El sexto comenzó con un buen boxeo de distancia de Mosley, sólido desde afuera y cerrándole el paso a un Pacquiao que empezaba a pausar mas su esfuerzo. Mosley aprovechó la merma de actividad enemiga para colar buenas manos, incluyendo un par de derechas en punta que le valieron el round. El siguiente asalto, empero, fue uno de los asaltos más aburridos del combate, con las 16,412 personas presentes en el estadio ensayando sus primeros abucheos de la noche.
“Yo no escuché los abucheos, estaba concentrado en la pelea”, dijo Mosley. Perder con Manny Pacquiao no es tan grave, porque él es grande por alguna razón”.
Para el comienzo del octavo asalto ya se había desarrollado un patrón de pelea con Pacquiao persiguiendo a Mosley en círculos alrededor del ring, y ninguno de los dos conectando golpes de relevancia. Pacquiao se llevó las tarjetas en ese asalto y en el siguiente también, de idéntico y exasperantemente aburrido desarrollo. Solo una explosiva combinación de Pacquiao hacia el final nos hizo recordar que esto era una pelea de campeonato y no un torneo de tango o breakdance.
El décimo asalto comenzó con un buen ataque de Pacquiao, que sin embargo comenzó inmediatamente a errar golpes por amplio margen, y no por la velocidad de Mosley sino por incapacidad o cansancio propio. Ambos peleadores lucían desconocidos para su usual desempeño anterior. Para colmo de males, el réferi Kenny Bayless confundió un empujón con un golpe y le regaló a Mosley una caída que no anotó, lo cual causó que el retador incluso le ofrezca un gesto de disculpas por vergüenza ajena al campeón. Pacquiao reaccionó ante la ofensa con una serie de combinaciones mal intencionadas pero peor direccionadas, con golpes errados por doquier.
“Cuando el réferi declaró la caída me puse furioso”, dijo, aclarando que Bayless le pidió disculpas por su error y admitió haber estado equivocado al final de la pelea.
El 11º round tuvo a Mosley como mera víctima de la ira desatada de un Pacquiao frustrado por causas propias y ajenas. Mosley no le daba los espacios requeridos para lanzar su avalancha de golpes, pero Pacquiao tampoco soltaba los perros y dejaba que su torrente usual de puños llueva sobre un Mosley lento y resignado. En el último asalto, Mosley ensayó un ataque inicial que no pudo continuar, y Pacquiao encontró el rango finalmente con su izquierda en punta para ganar el asalto más claro de su cuenta personal.
Los jueces Glenn Trowbridge, Dave Moretti y Duane Ford vieron la pelea en 119-108, 120-108 y 120-107 respectivamente para Pacquiao. ESPNdeportes.com la vio en 118-109 para Pacquiao, quien cuenta con ocho títulos en igual cantidad de categorías, un récord absoluto que lo transforman en el mayor deportista en la historia de su país, en el cual es idolatrado apasionadamente, y en el mejor boxeador asiático de todos los tiempos. Sin embargo, en esta pelea dejó una pobre y lejana impresión de lo que sus fanáticos estaban acostumbrados, y disminuyó su potencial para futuras peleas con una actuación deslucida.
“Estoy feliz de haber ganado pero quiero que la gente esté feliz también”, dijo Pacquiao. “No me importa si me lastimo en la pelea o me rompen la cara con tal de que la gente se sienta feliz. Espero que los fanáticos se hayan sentido felices. Yo hice lo mejor que pude”.
Por su parte, Mosley pareció listo para el retiro con un desempeño defensivo de buen nivel pero una nulidad absoluta en su otrora temible capacidad ofensiva. Mosley ha acumulado tres títulos mundiales en los pesos ligero, súper ligero y welter en una ilustre carrera en la que ha enfrentado a los mejores de su época, destacándose sus dos enormes victorias ante un Oscar de la Hoya en su mejor momento, pero en este choque lució demasiado alejado de aquellos años de gloria como para imaginarlo nuevamente peleando en el nivel más alto del pugilismo rentado.
“Después del cuarto round Manny regresó quejándose de calambres en su pierna izquierda”, dijo Freddie Roach, entrenador de Pacquiao. “Después de eso no tuvo balance, buscaba un nocaut pero no pudo lograrlo. Fue una actuación valiente, considerando las circunstancias”, agregó Roach, agregando que Pacquiao sufrió de calambres durante todo el entrenamiento.
Pacquiao amplió sus excusas. “No esperaba este resultado, yo hice lo mejor posible. Creo que fue una buena actuación. Quería moverme más pero no pude porque mi pierna se me trabó. Le dije a mi rincón que tenía problemas para moverme. Shane es rápido pero estaba esperando largar sus manos y no pudo”.
En cuanto a su cada vez más lejana oportunidad de realizar el combate de ensueño con Floyd Mayweather, Pacquiao eligió un rápido escape por la tangente al afirmar que, “estoy satisfecho con mi carrera y con lo que he hecho hasta ahora. Si la pelea con Mayweather se da o no, eso no me quita el sueño”.
“Fue una gran pelea, pero me quedé corto”, dijo Mosley en la conferencia de prensa después de la pelea. “Pacquiao tiene mucha potencia, más de lo que yo haya sentido. Mayweather tiene un estilo defensivo más complicado, más técnico y difícil de entrarle. Sería una buena pelea si ambos se enfrentan.
“Pacquiao hizo gran trabajo, es un guerrero, es el más rápido que he visto”, dijo Mosley, sin agregar demasiado a lo que ya es conocimiento público. “No quise tomar más riesgos. Pacquiao tiene una potencia que nunca sentí antes”.
Con este resultado, Mosley, oriundo de Pomona, California, cae a 46-7-1-1 con 39 KO, mientras que Pacquiao, que es además congresista en su país natal y recientemente ha lanzado un nuevo disco, el tercero de su carrera como cantante con su banda, la MP Band, regresa a su tierra en la provincia de Sarangani en las Filipinas con una marca mejorada a 54-3-2 con 38 KOs y una imagen personal ligeramente desmejorada.
“El Travieso” vs Vázquez Jr.
En el combate de mayor expectativa de la noche (más allá del combate estelar, claro), el campeón mundial de peso súper gallo Wilfredo Papito Vázquez Jr exponía su campeonato de la OMB ante el múltiple campeón mexicano Jorge Arce en un choque pactado a 12 asaltos. El primer asalto no se perdió como round de estudio, sino que comenzó con bastante actividad de parte de ambos púgiles. En ningún momento se notó la diferencia en experiencia y edad, con un Vázquez lleno de aplomo y con un muy buen sentido de la distancia. Ya en el segundo, los golpes de Vázquez comenzaron a dejar su huella en Arce, un púgil que siempre tuvo inclinaciones a cortes y lesiones faciales, y aún así Arce desafió continuamente a su rival a atacarlo. Vázquez no cayó en la trampa y mostró su madurez al imponer su boxeo de distancia.
Ya en el tercero, Arce finalmente salió a presionar más, peleando finalmente como el retador al salir a ganarse el pleito con mayor volumen de golpes, pero se chocó con los excelentes reflejos y buenos contragolpes de Vázquez. Una dura derecha de Arce en un rincón fue el golpe más destacado del episodio, pero el mexicano pagó el precio de su arrojo con un corte sobre el ojo izquierdo que fue examinado de cerca por el réferi Joe Cortez. Peleando con un mayor sentido de la urgencia, Arce tomó la iniciativa en el cuarto round, pero Vázquez respondió bien atrincherándose en las cuerdas y contragolpeando con potencia. Un duro gancho de izquierda en retroceso derribó sonoramente a Arce justo sobre el campanazo final, arruinando su buena labor en todo ese round y dándole la ventaja en las tarjetas al campeón defensor.
En el quinto, Arce intentó recuperar terreno perdido con un mayor volumen de golpes, pero con poca efectividad. El daño estaba siendo causado por Vázquez, quien administraba mejor sus fuerzas para dejar una mejor impresión en los ojos de los jueces. En el sexto, Arce se controló más y encontró algo de la precisión perdida, pero Vázquez lució sólido y ágil, presionando en los momentos justos para así llevarse también ese round. . En el séptimo, una dura derecha cruzada de Vázquez envió a Arce a un rincón y ahí el mexicano recibió una breve pero intensa golpiza sobre las cuerdas, en su mayor momento de zozobra en el combate. El octavo tuvo momentos aislados de acción y de amarres, pero tuvo un final explosivo con ambos peleadores intercambiando cuero hasta el campanazo final.
A estas alturas, el combate era intenso y con un ritmo demoledor. Solo era una cuestión de tiempo hasta que uno de ellos comenzara a sentir el cansancio y los golpes. Un empujón de Arce (el tercero o cuarto de la jornada) depositó a un ya cansado Vázquez en las lonas. El último golpe del noveno round, un clarísimo gancho de izquierda de Vázquez mientras Arce arremetía con la cabeza baja, fue uno de los mejores del pleito y un testimonio claro del dominio táctico, estratégico y físico del puertorriqueño.
Pero luego de un décimo round controlado por Vázquez, Arce regresó en el 11º para lastimar a su oponente sobre las cuerdas aprovechando su tremendo cansancio y así alzarse con el asalto, y abrir una tremenda expectativa para el round final.
En ese episodio, Arce salió con todo a lanzar desde todos los ángulos y puso a Vázquez en problemas con una veintena de puños sin respuesta, causando la impensada detención del combate por parte de su padre y entrenador Wilfredo Vázquez padre, que tiró la toalla para dar rienda suelta a una explosión de júbilo en el rincón de Arce a los 55 segundos de comenzado el asalto final de un combate emotivo y extraordinario. El llanto de ambos (tristeza para Vázquez, júbilo y éxtasis para Arce) fue el testimonio de un choque épico e histórico, en el que el experimentado Arce hizo historia en el boxeo mexicano al lograr su cuarto campeonato en igual número de divisiones ante Vázquez, hijo del homónimo triple campeón mundial a cargo de la dura decisión de culminar el reinado de su hijo al pedir la finalización del combate.
Hasta el momento de la detención de la pelea, los jueces Gary Merritt y Burt Clements tenían sus tarjetas en empate 104-104, mientras que Robert Hoyle la tenia 102-107 para Arce.
Arce, oriundo de los Mochis, México, mejora su marca a 57-6-2 con 43 KOs, mientras que Vázquez pierde su invicto al bajar a 20-1-1, 17 KOs.