El noveno


-Sal de ahí, corre- gritaba una voz que se abría paso entre las llamas.

Al fin llegue al noveno, el noveno llavero, se trataba de una pieza extraña formada por una piedra roja, un poco estorbosa, al parecer siempre les llamaba la atención a todos ver mis llaves, eran 4 llaves y, gracias a la nueva adquisición, 9 llaveros, para que no molestaran mis llaves atoraba el aro en mi pantalón, así quedaban colgando, lucían perfectas.

Ahora la marca de las llamas descansa en mi rostro, aleja de mi lo que antes junte, huyo de ese pasatiempo, huyo por que quizá nuca debí usarlo.

-Que linadas llaves- me dijo una voz dulce y suave, le agradecí, le pregunte su nombre -mi nombre no tiene importancia- extrañado, ninguna mujer se negaba a dar su nombre mientras veía a un hombre tan interesadamente, me invito a su casa, caminamos largas cuadras, subimos largas escaleras de altos escalones de una gran colina, en la cima, una casa vieja contaba su vida en cada madero que la formaba.

Con un instinto de seducción, me llevo, me arrastro a la casa donde las tinieblas salen a cobrar a sus victimas, el fantasma, el ser no existente, la luz inexistente sin coherencia, sin motivo.

Prendió velas, nos sentamos de frente, y hablamos, hasta que la noche nos invadió, quería salir, pero sus ojos me obligaban a estar ahí.

De su manga, color carbon saco como una daga, su arma mas mortífera.- la miraba, tomo mis llaves. El ingrediente faltante susurraba, ahogaba sus gritos contados al viento. Arranco la piedra roja con furia, sus ojos brillaban, asustado intente salir -¡la puerta no responde!- -¡dejame salir!- gritaba. Un ligero viento de la ventana la abrió con la furia del mas espantoso espíritu, el fuego se derramo por la casa, el noveno era la respuesta, el noveno, era la llave de todas las almas que negras como la noches asechaban y que una vez fueron aprisionadas, el fuego da la vida a las almas en pena, condenadas al sufrimiento, condenadas a la inmortalidad, el fuego consumió todo, el fuego libero las almas, ahora soy una de ellas, ahora su liberador, su líder, ahora su enemigo.