-Despierta Max.- Dijo me padre.
-¿Para que? ¿Que sentido tiene?- le dije a mis padres, me lo repetía a mi mismo, estaba convencido, y aceptaba el fondo del agujero donde estaba, ahí moriría, en la inmensa oscuridad solo mirando las estrellas.
Pasó un mes, tirado en mi cama, escuchando música demasiado triste, las lagrimas brotaban de vez en cuando, mojando mis mejillas, mis padres estaban preocupados, no hablaba con nadie, no quería hacerlo, así al llegar al mes me obligaron a ir a la escuela… al entrar, al ya extraño lugar, reconocí solo los lugares donde Federico y yo solíamos estar, el limonero, oh ese limonero siempre verde, frondoso, maravilloso, aquel limonero lo sabia todo., entonces recordé a Mari Pau, ¿Que seria de ella?. Llego el receso, después de largas horas de explicar mi retardo de un mes con la profesora, de ver temas inentendibles, de ser un completo extraño para las personas dentro del salón, me senté, como era de esperarse en el donador de limones, buscaba a Mari Pau, había muchos rostros en aquel pequeño patio, entonces la vi, me levante rápidamente, corrí, abriendome paso entre los niños, vi so inconfundible rostro, ella me vio, se quedo paralizada, entonces sentí un dolor muy fuerte en mi cuerpo, su mano abrazaba a otro, ¿Quien era?, no lo se, di vuelta y me aleje lentamente, perdiéndome entre la multitud, ella corrió hacia mi.
-¡Max! ¡Max!- La escuche, seguía caminando, hasta que me tomo del brazo, bajo lentamente mientras caminaba atrás de mi, tomo mi mano, sentí aquella chispa recorrer mi cuerpo, se originaba en su mano, tomaba millones de formas dentro de mi.
-¿Como estas Max?- Me quede mudo, ¿Que pdia responderle?, asenti ligeramente con la cabeza, ella comprendió mi situación, me abrazo, sentí el calor de su cuerpo, su respiración en mi oído, aun mas mágico que tomar mi mano, entonces se alejo, no la quería soltar, ella me quito ligeramente, el otro la había tomado de la mano, -Perdona, debo irme- y se alejo con él, caminaban juntos, subían las escaleras, en la puerta, con una gran sonrisa, lo abrazo, entonces entendí que a su lado era feliz.